viernes, 3 de agosto de 2012

La Bravía CFE y sus empleados vulnerables: Javier Jaramillo



Prohibido Prohibir

La Bravía CFE y sus empleados vulnerables
Javier Jaramillo Frikas

Vaya contradicciones de la Comisión Federal de Electricidad: mientras endurece su posición contra ayuntamientos que no pagan el suministro de energía en los pozos que dotan de agua potable a miles, decenas de miles, de morelenses, tienen a un raterazo de nombre Nestor Moreno Díaz, en libertad no obstante que recibió pagos millonarios en dólares por licitaciones de la paraestatal en su condición de director operativo y hasta un yate lujosísimo anclado en Acapulco. Está en libertad porque su delito no es grave, dicen en la CFE. ¡Cáspita!, diría Robín.
En una acción inesperada, sin dialogo previo, los de la CFE cortaron el suministro en Cuernavaca, generando una segura inestabilidad social en momentos que lo que la gente quiere es cierta tranquilidad. Dijimos que desplegaron empleados de Yautepec, Cuautla, Jojutla para los operativos de corte en Cuernavaca, que hospedaron alrededor de cien de ellos en habitaciones con costo de mil pesos diarios además de sus gastos, que quitaron un destacamento de ellos porque acostumbraban meterse alcohol y a los que llegaron les hacían, cada mañana, el antidoping. Y lo mismo empezaron a hacer en todo el territorio morelense, sembraron el terror cual gavilla y no había súplica o tregua que permitieran: Tenemos órdenes precisas de los jefes, de lo contrario nos corren, decían. Vienen bravos estos tipos.
A propósito: ¿Alguien conoce el nombre de los tres principales responsables de la paraestatal en Morelos? Rogamos información, porque tenemos sospechas casi fundadas que se están inclinando más allá de sus tareas, cuando menos uno de ellos. (jarafrija@hotmail.com). En sus incursiones tipo Guerra de Guerrillas, los empleados de la CFE toparon con personas especiales que no permitieron los dejaran sin energía. Un caso especial, algo así como sopa de su propio chocolate, vino cuando llegaron con un policía federal preventivo –de los que llamábamos de caminos— y les solicitó unos minutos de tregua para ir al cajero automático de la paraestatal. Lo ignoraron y les dijo tajante: ¡Aquí no cortan nada!. Suponemos que los amagó y en pocos minutos estaban ahí varias patrullas de la corporación. Los electricistas se fueron. Ellos solo cumplen órdenes.
Y les volvió a suceder, ahora con la población civil, en el pueblo de Atlacomulco, que llegaron a cortar el suministro y se encontraba un grupo de vecinos compartiendo. Les hicieron rueda y les dijeron que quién es el primero que se anima, para que les rompamos la m…. Se fueron. Tampoco son héroes y están a disgusto con sus jefes, porque, aseguran, se llevan personal a hacer tareas a sus casas, ya eléctricas, de albañiles o porteadores de material de construcción. Por eso queremos saber quiénes son sus jefes, porque nos proporcionaron varios de ellos. Ahí debe estar uno que señalan directamente. “Y a nosotros nos envían al matadero, cuando ni conocemos calles y colonias, nos ponen una especie de guía que, normalmente nos dice desde lejos qué hacer, No es justo”.
Son los trabajadores de la CFE, en esencia, víctimas de la circunstancia en la desesperación por recuperar cartera vencida de ayuntamientos cuyos adeudos son viejísimos, hasta de 10 años. Justo cuando EL HORNO NO ESTÁ PARA BOLLOS, se ponen enérgicos.
No sabemos si el dirigente seccional del sindicato siga siendo Vinicio Limón Rivera, además exitoso hombre de negocios y miembro de la dirección nacional que heredó don Leonardo Rodríguez Alcaine, pero algo tiene qué hacer. Vinicio tiene que tener una regresión a sus años de lucha y velar por los intereses de sus agremiados, pero también por los de la gente común, los que sí pagan luz. Ha pasado los años haciendo negocios, a veces grillas baratas, pero sin cumplir lo esencial: la defensa de los intereses de sus dirigidos. Él, Vinicio, seguro estaba enterado de la estrategia de la CFE de traer personal de otras bases para cortar la energía en Cuernavaca. Lo debe haber alentado para cobrarse viejas afrentas. Y lo hace en la comodidad de las sombras. Si no es el dirigente que lo haga saber, y si todavía ejerce el sempiterno cargo, también.
Otra vez El Cable
Ya ni qué hacer: los de Cablemás siguen haciendo de las suyas. Son fechas de pago y ya es una semana sin internet ni teléfono. Solo en la familia del que escribe somos cuatro que tenemos ese servicio y ya a uno de ellos lo atendieron. Los demás estamos jodidos por esta gente. Encajosos, arbitrarios, allá ustedes en sus casas agréguenles lo que gusten, que bien merecido se lo tienen.
Del amigazo Jorge Jiménez

No hay comentarios:

Publicar un comentario